Una
vez que nace el pensamiento corta el cordón umbilical que lo une con la madre
conciencia y empieza a elevarse y a expandirse como una burbuja
procedente del fondo de un estanque. El ego nace en el preciso instante
en que el pensamiento se separa de la totalidad. Al expandirse, su
energía se va dispersando por una zona más amplia. El pensamiento se va
debilitando cuanto más se aleja de su origen. Llegado a ese punto es
susceptible de ser distorsionado y puede adulterarse. Finalmente,
estallará como una burbuja en la superficie de la mente.
El estallido de la burbuja de pensamiento tiene lugar
cuando la mente se hace consciente de él al final de su periplo. En ese
momento es cuando actuamos siguiendo nuestros pensamientos conscientes
(Maharishi).
Cada pensamiento cuenta con una emoción y una vibración
sensorial dominantes. Al expandirse, las vibraciones interactúan y
cambian. El pensamiento adoptará su tendencia hacia la acción a partir de
las vibraciones internas dominantes.
Existe una matriz a través de la cual pasan los
pensamientos de camino hacia la mente consciente. Si el funcionamiento
interno se ha distorsionado, esta matriz puede reconfigurar las
vibraciones inherentes y cambiar la tendencia, es el intelecto filtrando
pensamientos, ayudando a armonizarlos para que fuesen más beneficiosos
para nuestra salud y bienestar.
Cuanto más se aleja un pensamiento de la conciencia pura,
más se debilita y es más probable que se torne perjudicial. Lo que denominamos
pensamientos negativos no tiene ahí su origen. Se deforman a resultas de
presiones desequilibradas internas relacionadas con conceptos erróneos y con el
miedo. Una vez que un pensamiento nace, experimenta una especie de
ansiedad de separación.
El Bhagavad-Gita lo dice del a siguiente manera: «El miedo
nace de la dualidad». Como ya no está unido a la unicidad ilimitada de la
conciencia, percibe que está solo e intenta compensar su pérdida. Ahí es
cuando la distorsión puede infiltrarse en él, que de otra forma funcionaría
perfectamente. Un pensamiento abominable es la causa de la acción
abominable. No tenemos más que mirar a nuestro alrededor para darnos cuenta de
que en nuestro mundo cotidiano rara vez hallan expresión los pensamientos
totalmente armoniosos, afectuosos o productivos.
Cuanto más ha de esforzarse un pensamiento para conseguir
alcanzar nuestra mente consciente, más posibilidades tiene de ser
disonante. Si somos capaces de ampliar nuestra conciencia de manera que
podamos acercar el pensamiento a su origen, disminuiremos la posibilidad de
disonancia.
Los sabios llevan diciéndonoslo desde hace eones. El
problema no es qué hacer, sino cómo hacerlo. Como no acabamos de entender
por completo el papel de la conciencia en el pensar, nos hemos metido en un
buen lío. Se trata de algo más que entender. El entendimiento tiene lugar en la
mente, mientras que la conciencia pura se encuentra más allá de la mente.
Así que el entendimiento no es la clave.
Eso nos deja con la experiencia de la conciencia pura, lo
cual tiene también truco. Para tener una experiencia necesitamos la
mente. Y ahí radica uno de los principios más universalmente malinterpretados
acerca de conocer la conciencia pura. Ésta no puede experimentarse. La
conocemos a través de la no-experiencia.