Aprender a crear una nueva realidad.

lunes, 28 de octubre de 2019

La Mente Predadora



Don Juan y Carlos Castaneda:
—Tenemos un predador que vino desde las profundidades del cosmos y tomó control sobre nuestras vidas. Los seres humanos son sus prisioneros. El predador es nuestro amo y señor. Nos ha vuelto dóciles, indefensos. Si queremos protestar, suprime nuestras protestas. Si queremos actuar independientemente, nos ordena que no lo hagamos.

—Pero ¿por qué este predador ha tomado posesión de la manera que usted describe, don Juan? —pregunté—. Debe de haber una explicación lógica.

—Hay una explicación —replicó don Juan—, y es la explicación más simple del mundo. Tomaron posesión porque para ellos somos comida, y nos exprimen sin compasión porque somos su sustento. Así como nosotros criamos gallinas en gallineros, así también ellos nos crían en humaneros. Por lo tanto, siempre tienen comida a su alcance. Quiero apelar a tu mente analítica —dijo don Juan—. Piensa un momento y dime cómo explicarías la contradicción entre la inteligencia del hombre ingeniero y la estupidez de sus sistema de creencias o la estupidez de su comportamiento contradictorio. Los chamanes creen que los predadores nos han dado nuestros sistema de creencias, nuestras ideas acerca del bien y el mal, nuestras costumbres sociales. Ellos son los que establecieron nuestras esperanzas y expectativas, nuestros sueños de triunfo y fracaso. Nos otorgaron la codicia, la mezquindad y la cobardía. Es el predador el que nos hace complacientes, rutinarios y egomaniáticos.

—Pero ¿de qué manera pueden hacer esto, don Juan? —pregunté, en cierto modo más enojado aún por sus afirmaciones—. ¿Susurran todo esto en nuestros oídos mientras dormimos?

—No, no lo hacen de esa manera, ¡eso es una idiotez! —dijo don Juan, sonriendo—. Son infinitamente más eficaces y organizados que eso. Para mantenernos obedientes y dóciles y débiles, los predadores se involucraron en una maniobra estupenda (estupenda, por supuesto, desde el punto de vista de un estratega). Una maniobra horrible desde el punto de vista de quien la sufre. ¡Nos dieron su mente! ¿Me escuchas? Los predadores nos dieron su mente, que se vuelve nuestra mente.

La mente del predador es barroca, contradictoria, mórbida, llena de míedo a ser descubierta en cualquier momento. La única alternativa que le queda a la humanidad —continuó— es la disciplina. La disciplina es el único repelente. Pero con disciplina no me refiero a arduas rutinas. No me refiero a levantarse cada mañana a las cinco y media y a darse baños de agua helada hasta ponerse azul.
Los chamanes entienden por disciplina la capacidad de enfrentar con serenidad circunstancias que no están incluidas en nuestras expectativas. Para ellos, la disciplina es un arte: el arte de enfrentarse al infinito sin vacilar, no porque sean fuertes y duros, sino porque están llenos de asombro.

La “mente del predador” no es otra cosa que un componente energético, de nuestro cuerpo mental, ubicado en la esfera mental preconsciente, generado o creado en los albores de la creación genética de la actual raza humana, de donde todos venimos. Además, tiene su contrapartida a nivel global en forma de “malla psíquica”, que ha rodeado y rodea el planeta desde entonces, formando parte de la famosa “matrix” en la que todos vivimos a través de la manipulación de nuestro inconsciente colectivo.

Esta influencia energética externa, y el hecho de que poseemos componentes mentales hechos a imagen y semejanza de las razas que nos crearon, es lo que nos genera parte del comportamiento “humano” que damos por “normal”, en el sentido de que nuestra psique incorpora, como decía Don Juan, una percepción del mundo que incluye el miedo, la desconfianza, el juicio de unos sobre otros y sobre todo la desconexión parcial  y total con la otra “mente”, o, más bien, con la otra parte del ser que somos, nuestra esencia, la porción de la creación eterna que es realmente lo que nos define como seres humanos. La “mente del predador” pertenece al sistema mental del cuerpo físico y orgánico que usamos, actúa sobre el alma a nivel del cuerpo mental, mientras que la “mente del creador” pertenece al espíritu, a las capas y cuerpos más altos de nuestro ser y sistema energético.

El hecho de conectar con nuestro ser/esencia/yo superior/espíritu nos desconecta de la mente barroca y dubitativa que todos poseemos, y por ende nos desconecta de esta Matrix y este sistema de control. Por el contrario, nos conecta a los planos superiores de existencia, nos conecta a la parte más alta de nuestro ser, y nos abre las puertas a la “creación”, permitiéndonos salir de esta “jaula” energética y psíquica bajo la que el ser humano vive, y ha vivido, desde hace milenios. 
Fuente: David Topi.
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martes, 23 de julio de 2019

¿Por qué no cambio?


Tenemos entre 60 y 70 mil pensamientos en el día y el 90% de ellos son exactamente los mismos del día anterior:
-Los mismos pensamientos nos llevan a escoger las mismas cosas, a vivir las mismas experiencias.
-Las mismas decisiones nos llevan a los mismos comportamientos.
-Los mismos comportamientos crean las mismas experiencias.
-Y las mismas experiencias generan las mismas emociones.
-Estas mismas emociones son las que alimentan los mismos pensamientos.

La biología, los circuitos neruronales, la neuroquímica, las hormonas y las expresiones genéticas van a mantenerse siempre iguales en cada persona. Tus pensamientos, tus acciones y tus emociones conforman tu personalidad. Y tu personalidad crea tu realidad personal. Por lo tanto, tu personalidad actual es la que ha creado tu propia vida personal.

Ahora, si quieres crear una nueva realidad personal es necesario cambiar tu personalidad. Tendrás que empezar a pensar en qué has estado pensando, tendrás que hacer consciente tus hábitos inconscientes para poder empezar a modificarlos. Tienes que también ver cuales son las emociones que te mantienen conectado a tu pasado y poder tomar una decisión si quieres o no que esas emociones te acompañen en tu futuro.

La mayoría de las personas intentan crear una nueva realidad personal manteniendo su vieja personalidad. Uno tiene que convertirse en otra persona. Entonces, si sigues  pensando de la misma manera, tomando las mismas decisiones, que llevan a los mismos comportamientos, que provocan a las mismas experiencias y que generan las mismas emociones, estás programando tu cerebro para que tenga unas características muy concretas, y eso se convierte en tu identidad.

Y para cuando uno alcanza los 35 años de edad, la persona ya se ha convertido en un conjunto de reacciones emocionales y de comportamientos ya muy fijados. Actitudes y creencias que funcionan perfectamente igual que un programa informático.

¿Qué pasaría si ya no permitimos que los recuerdos de nuestro pasado sean los que nos definan?
¿Qué pasaría si permitimos que la visión de nuestro futuro sea quien nos defina?
¿Qué pasaría si te sintieras sano? o ¿Cómo te sentirías si tuvieras éxito?
¿Cómo te sentirías si fueras un genio? ¿Cómo te sentirías si nadaras en la abundancia?

Cuando nos hacemos estas preguntas, en serio, estamos encendiendo el lóbulo frontal,  que es el centro de la creatividad que tenemos en el cerebro. El lóbulo frontal tiene conexiones con todas las demás regiones del cerebro y cuando nos formulamos estas  preguntas, el lóbulo frontal empieza a seleccionar distintas neuronas que hay en el cerebro, y las va uniendo para generar una idea nueva.

Es de ésta forma que aparece una imagen en nuestro cerebro, una visión, es lo que llamamos la intención. Estamos seleccionando un nuevo potencial en el campo cuántico. Es interesante que mientras más conocimientos vayamos almacenando, más rica será la visión. Las personas que son apasionadas por lo que hacen, cuando tienen una visión en su cerebro, en el mismo momento que empiezan a pensar con su cerebro, esa imagen se convierte en experiencia, y son capaces de empezar a sentir la emoción de un acontecimiento desde antes que se produzca.

Empiezan a sentirse inspirados, que nadan en la abundancia, poderosos. En esencia, están dándole al cuerpo la posibilidad de captar como va a ser el futuro. Y cuando combinamos una intención clara con una emoción elevada, estamos pasando de vivir en nuestro pasado a vivir en nuestro futuro, y si lo hiciéramos cada día, levantándote de una manera distinta a como te acostaste y fuéramos capaces de mantener ese estado durante todo el día, en nuestro mundo van a empezar a pasar cosas completamente distintas.

Resistencia al Cambio
Es curioso que la mayoría de las personas que buscan el cambio tengan miedo de salir a lo desconocido. Han memorizado los estados emocionales que forman parte de su identidad. Una persona que ha tenido una experiencia o varias a lo largo de su vida que las han marcado emocionalmente, entonces, siente que no valen nada, se siente insegura y siente temor.  

Y cuando siente esas emociones y vive según esas emociones cada día, entonces, el cuerpo igual que la mente, no es consciente de que hay una diferencia entre la experiencia que está creando esa emoción y la experiencia original que se ha creado en el algún momento determinado. El cuerpo está creyendo en ese acontecimiento durante todo el día. Ese estado emocional está enviando la misma señal al mismo gen de la misma manera. Esa persona ya está encarrilada hacia un destino genético.

Cuando una persona que vive con la culpa, o con el sufrimiento, o con la tristeza e inicia un proceso de cambio para romper las adicciones a estos estados emocionales, el obstáculo que tiene que atravesar primero es, la resistencia a entrar a lo desconocido. Ya que si ella abandona esos estados emocionales no sabría quién es, tiene temor a perder su vieja identidad que la define como triste, deprimida o víctima.

Saber de antemano que el cambio no es sencillo y cómodo, que vas a encontrarte con estas energías que te bloquearan y demorarán tu avance, te ayudará justamente a trascender este estado de ser, para luego, puedas dar los pasos necesarios que te transformará en tu nuevo Yo. (Joe Dispenza)
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lunes, 15 de julio de 2019

La Mente y el Pensamiento

Una vez que nace el pensamiento corta el cordón umbilical que lo une con la madre conciencia y  empieza a elevarse y a expandirse como una burbuja procedente del fondo de un estanque. El ego  nace en el preciso instante en que el pensamiento se separa de la totalidad. Al expandirse, su energía  se va dispersando por una zona más amplia. El pensamiento se va debilitando cuanto más se aleja de  su origen. Llegado a ese punto es susceptible de ser distorsionado y puede adulterarse. Finalmente,  estallará como una burbuja en la superficie de la mente.

El estallido de la burbuja de pensamiento tiene lugar cuando la mente se hace consciente de él al final  de su periplo. En ese momento es cuando actuamos siguiendo nuestros pensamientos  conscientes (Maharishi).

Cada pensamiento cuenta con una emoción y una vibración sensorial dominantes. Al expandirse, las  vibraciones interactúan y cambian. El pensamiento adoptará su tendencia hacia la acción a partir de  las vibraciones internas dominantes.

Existe una matriz a través de la cual pasan los pensamientos de camino hacia la mente consciente. Si  el funcionamiento interno se ha distorsionado, esta matriz puede reconfigurar las vibraciones  inherentes y cambiar la tendencia, es el intelecto filtrando pensamientos, ayudando a armonizarlos  para que fuesen más beneficiosos para nuestra salud y bienestar.

Cuanto más se aleja un pensamiento de la conciencia pura, más se debilita y es más probable que se torne perjudicial. Lo que denominamos pensamientos negativos no tiene ahí su origen. Se deforman a  resultas de presiones desequilibradas internas relacionadas con conceptos erróneos y con el miedo.  Una vez que un pensamiento nace, experimenta una especie de ansiedad de separación.

El Bhagavad-Gita lo dice del a siguiente manera: «El miedo nace de la dualidad». Como ya no está  unido a la unicidad ilimitada de la conciencia, percibe que está solo e intenta compensar su pérdida.  Ahí es cuando la distorsión puede infiltrarse en él, que de otra forma funcionaría perfectamente. Un  pensamiento abominable es la causa de la acción abominable. No tenemos más que mirar a nuestro alrededor para darnos cuenta de que en nuestro mundo cotidiano rara vez hallan expresión los pensamientos totalmente armoniosos, afectuosos o productivos.

Cuanto más ha de esforzarse un pensamiento para conseguir alcanzar nuestra mente consciente, más  posibilidades tiene de ser disonante. Si somos capaces de ampliar nuestra conciencia de manera que  podamos acercar el pensamiento a su origen, disminuiremos la posibilidad de disonancia.

Los sabios llevan diciéndonoslo desde hace eones. El problema no es qué hacer, sino cómo hacerlo.  Como no acabamos de entender por completo el papel de la conciencia en el pensar, nos hemos metido en un buen lío. Se trata de algo más que entender. El entendimiento tiene lugar en la mente,  mientras que la conciencia pura se encuentra más allá de la mente. Así que el entendimiento no es la  clave.

Eso nos deja con la experiencia de la conciencia pura, lo cual tiene también truco. Para tener una  experiencia necesitamos la mente. Y ahí radica uno de los principios más universalmente malinterpretados acerca de conocer la conciencia pura. Ésta no puede experimentarse. La conocemos  a través de la no-experiencia. 

Ninguna explicación, por clara que sea, nos puede proporcionar la no-experiencia de la conciencia pura. Es necesario aprender a cómo detener tu pensamiento y cómo descubrir por ti mismo la procedencia de los pensamientos.(Frank Kinslow)
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sábado, 6 de julio de 2019

¿Cómo Determinas la Realidad?


Imagínate que estás sentado en una habitación totalmente a oscuras junto a una ventana. Todavía no ha amanecido, pero al mirar hacia abajo y ver una forma inidentificable a  tus pies te das cuenta de que la luz empieza a entrar en la habitación.

Fascinado continúas observando mientras, poco a poco, la habitación se va iluminando y empiezas a ver el objeto con más claridad. De repente, y horrorizado, te das cuenta de  que el objeto es una serpiente enroscada a punto de atacar. Te quedas inmovilizado, con  miedo a moverte por si la serpiente se lanza sobre ti. Tu mente despliega desesperados  pensamientos como: «¿Será venenosa? ¿Me atacará si me muevo? ¿Cómo buscaré  ayuda si me muerde?». Te quedas sentado inmóvil como una piedra mientras la luz  continúa iluminando lentamente la habitación.

Pero por alguna razón te fijas en que la  serpiente todavía no te ha atacado. Empiezas a relajarte un poco y a pensar con más claridad. Tu mente repasa con rapidez algunas posibilidades de fuga mientras tu cuerpo permanece rígido e inmóvil. El sol aparece en  el horizonte y por la ventana penetran los primeros rayos del amanecer, llenando la  habitación de una delicada luz dorada. Entonces, al igual que la claridad de un  relámpago ilumina la oscuridad de la noche, te percatas de que en realidad la serpiente  es una cuerda enrollada.

Tuviste miedo. Tu mente se heló y luego reventó, desparramando pensamientos como si  fuesen las esquirlas de un cristal roto. Mientras tanto, tu cuerpo, rígido, bombeaba  hormonas de estrés en tu sangre, preparándote para la lucha. Puede que en esos pocos  instantes hayas envejecido años. ¿Por qué? Simplemente porque percibiste una amenaza  donde no existía ninguna.

Nuestras vidas están repletas de amenazas percibidas. Tenemos serpientes económicas, serpientes laborales, serpientes familiares. Incluso cuando nos dirigimos a una  situación agradable, como pudiera ser al cine o a la playa, el tráfico puede arruinarnos el  día, haciendo que hierva nuestra presión sanguínea y explote en forma de berrinche.  Somos la generación del «pelear o huir», que percibe amenazas en todas las esquinas.

¿Cómo podemos cambiar esas percepciones? ¿Cómo disfrutar de la plena luz del día, desenmascarando a todas esas serpientes, que en realidad no son más que cuerdas inofensivas? Siendo más Conscientes. La Conciencia es como la luz del sol. Esclarece las  emociones e ilumina la mente. Las mentes embotadas y las emociones turbias reflejan  mal la conciencia. Nuestra percepción está alimentada por ella. A la Conciencia Pura  nunca podrá engañarle una cuerda.

La mayor parte del tiempo nuestras mentes funcionan en piloto automático. La charla  mental incesante es un buen ejemplo de mente desbocada. La mente hiperactiva, tan  común en la actualidad que se la considera normal, despilfarra enormes cantidades de  energía y no hace más que meternos en líos. Otros síntomas son preocuparse por el   futuro o vivir en el pasado, en el aburrimiento, la frustración, la cólera, la ansiedad y el  miedo. Todo esto no son más que cuerdas que parecen serpientes. La conciencia embotada convierte nuestro mundo en un lugar espantoso.

La conciencia está en todas partes en todo momento, lo que ocurre es que no nos fijamos en ella. Normalmente andamos preocupados con cosas, personas y pensamientos que ocupan nuestras vidas cotidianas. Somos conscientes de todo ello, pero ¿lo somos de la conciencia? No mucho. La mayoría no reconoceríamos a la Conciencia Pura si ésta se acercase a nosotros y nos estrechase la mano. Sin embargo, todo eso está a punto de cambiar.

La Conciencia Pura no puede captarse con el ojo de la mente. No es un objeto, una idea o una emoción. Por eso, hablar de ella puede resultar frustrante si lo que quieres es poseerla con la mente. No es algo físico, así que no puedes hacerte con ella y utilizarla como un martillo. No obstante, una vez que has experimentado la conciencia pura de manera directa, o en realidad no-experimentado, todo esto tendrá un perfecto y hermoso sentido. (Frank Kinslow).
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jueves, 4 de julio de 2019

¿Cómo Magnetizar una Nueva Realidad?


La atracción en tu vida de los objetos, formas, dinero y personas deseadas será más fácil si elaboras la energía y el magnetismo antes de entrar en acción. La creación con la energía se consigue por medio de un estado tranquilo y relajado, llenando tu mente con imágenes y símbolos de lo deseado. La magnetización de lo que deseas implica la generación de un campo magnético que atraerá las cosas hacia ti.

Siempre estás emitiendo energía. Esta emisión puede atraer o repeler las cosas deseadas. Puedes aprender a aumentar tu capacidad de magnetización y ser aún más atrayente a las cosas que deseas. La magnetización empieza con la elaboración de la energía; aprende a relajarte, concentrarte, visualizar y usar tu imaginación.

Empleas energía y magnetismo en todo momento aunque sin ser consciente de ello. Puedes aprender a emplear la energía y el magnetismo conscientemente, para aumentar e1 poder de tus pensamientos y crear los objetos imaginados. Unos minutos de actividad energética, combinada con magnetismo y llevada a cabo con ideas claras acerca de lo que deseas, puede tener resultados mayores que horas de trabajo duro.

Principios básicos para que seas más magnético de lo que deseas:

1° Es mejor si sabes cómo te servirá lo deseado de herramienta para conseguir las cualidades superiores que quieres expresar con más frecuencia en tu vida. Magnetizando, piensa en la cualidad que quieres irradiar.

2° Es de ayuda magnetizar la esencia o las características de lo que deseas tanto como su forma específica. Si no la conoces, puedes magnetizar un símbolo suyo. Los símbolos son muy poderosos, porque trascienden todo lo que piensas y crees posible tener.

3° Pide lo que deseas o, incluso, más.

4° Ama y ten la intención de conseguir lo que pides. Debes tener pensamientos positivos de lo que deseas, ya que los pensamientos elevados y positivos son más magnéticos que el miedo, la preocupación y la tensión.

5° Ten fe en la posibilidad de conseguir lo que deseas.

6° Es importante no "necesitar" lo que intentas atraer sino poder mantener cierto desapego frente a ello. Que no importe si no llega o si aparece deforma distinta a lo que esperabas. Cuando hayas pedido algo, resígnate a lo que venga como lo más apropiado.

Las cosas más fáciles de magnetizar son los pequeños objetos similares a otros, ya creados por ti, quizás incluso de un precio parecido. Es bueno empezar con algo que te creas capaz de crear. Su creación alimentará tu confianza en tu naciente capacidad magnetizadora. Practicando con estos pequeños objetos, prueba si puedes afinar tu capacidad para conseguir exactamente lo que deseas o algo mejor de lo que te imaginabas. Juega con la rapidez y la facilidad con la que lo puedes atraer. En la medida en que se amplía tu capacidad, podrás magnetizar cosas mayores, más caras o algo más alejadas de lo que crees posible. (Sanaya Roman)
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sábado, 29 de junio de 2019

La Visión También Es Holográfica

Los recuerdos no es lo único que el cerebro puede procesar de forma holográfica.
Otra de las cosas que había descubierto Lashley era que también los centros visuales del cerebro resistían sorprendentemente la excisión quirúrgica. Tras eliminar hasta el 90 por ciento de la corteza visual de una rata (la parte del cerebro que recibe e interpreta lo que el ojo ve), descubrió que la rata todavía podía realizar tareas que requerían una compleja destreza visual.
De manera similar, la investigación dirigida por Pribram reveló que se puede cortar hasta el 98 por ciento de los nervios ópticos de un gato sin que su capacidad para llevar a cabo tareas visuales complejas quede afectada seriamente.
Tal situación equivalía a creer que los espectadores de un cine podrían seguir disfrutando de la película aun cuando faltara el 90 por ciento de la misma; una vez más sus experimentos se oponían seriamente al entendimiento habitual del funcionamiento de la visión. De acuerdo con la teoría más novedosa de entonces, había una correspondencia de "uno a uno" entre la imagen que el ojo ve y la forma en que esa imagen se representa en el cerebro.
En otras palabras: se creía que cuando vemos un cuadrado, la actividad eléctrica de la corteza visual también tiene la forma de un cuadrado.
Antes, los teóricos de la visión creían que había uno correspondencia "uno a uno" entre la imagen que el ojo ve y la forma en que esa imagen se representa en el cerebro. Pribram descubrió que no es verdad.
Aunque parecía que descubrimientos como los de Lashley habían asestado un golpe mortal a esa idea, Pribram no estaba satisfecho.
Mientras estuvo en Yale, ideó una serie de experimentos para resolver la cuestión y se pasó los siete años siguientes midiendo cuidadosamente la actividad eléctrica del cerebro de monos mientras realizaban a cabo diversos ejercicios visuales. Descubrió que no sólo no existía esa correspondencia de "uno a uno", sino que ni siquiera había un patrón reconocible de la secuencia en la que se activaban los electrodos.
Escribió sobre sus hallazgos :
    "Estos resultados experimentales son incompatibles con la opinión de que sobre la superficie cortical se proyecta una imagen semejante a una imagen fotográfica".
Por otra parte, la resistencia que mostraba la corteza visual con respecto a la escisión quirúrgica indicaba que la visión también estaba distribuida por el cerebro, al igual que la memoria; cuando Pribram supo de la existencia de la holografía empezó a preguntarse si la visión no sería asimismo holográfica.

Lo cierto era que la propiedad del holograma de que "el todo está en cada una de las partes" parecía explicar que se pudiera eliminar una parte muy grande de la corteza visual sin afectar a la capacidad de llevar a cabo tareas visuales. Si el cerebro procesaba imágenes mediante una especie de holograma interno, un trozo muy pequeño del mismo bastaría para reconstruir la totalidad de lo que veían los ojos.

Explicaba asimismo la falta de correspondencia "uno a uno" entre el mundo exterior y la actividad eléctrica cerebral.

Además, si el cerebro utilizaba principios holográficos para procesar la información visual, no existía una correspondencia de "uno a uno" entre la actividad eléctrica y las imágenes vistas, como tampoco la había entre el remolino carente de significado que forman los patrones de interferencia sobre una placa holográfica y la imagen codificada en la misma.

Lo único que quedaba por saber era qué tipo de fenómeno ondulatorio podría estar utilizando el cerebro para crear los hologramas internos. En cuanto Pribram consideró la cuestión se le ocurrió una posible respuesta. Se sabía que las comunicaciones eléctricas que tienen lugar entre las células nerviosas del cerebro, o neuronas, no ocurren solas.

Las neuronas son como pequeños árboles con ramas; cuando un mensaje eléctrico llega al final de una de esas ramas, se irradia hacia fuera como las ondas en un estanque. La concentración de neuronas es tan densa que las ondas eléctricas - igualmente un fenómeno ondulatorio en apariencia - al expandirse, se entrecruzan constantemente unas con otras.
Cuando Pribram lo recordó, comprendió que con toda seguridad las ondas eléctricas creaban una colección caleidoscópica y casi infinita de patrones de interferencia y que éstos a su vez podrían ser lo que confería al cerebro sus propiedades holográficas.
    "El holograma había estado allí todo el tiempo, en el carácter de frente de onda de la conexión de las células del cerebro -observó Pribram- , sólo que no habíamos tenido el ingenio suficiente para darnos cuenta".

(Michael Talbot - Universo Holográfico).
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Teoría Holográfica-Un Gran Avance

En Yale, Pribram continuó sopesando la idea de que los recuerdos están distribuidos por el cerebro, y cuanto más pensaba en ello, más se convencía.
Después de todo, pacientes a quienes habían extirpado parte del cerebro por razones médicas, nunca sufrían una pérdida de recuerdos específicos. La eliminación de una gran parte del cerebro podía hacer que la memoria de un paciente se hiciera imprecisa en general, pero nunca nadie había salido de una operación con una pérdida de memoria selectiva.
De manera similar, personas que habían sufrido heridas en la cabeza en colisiones de tráfico y otros accidentes, nunca olvidaban a la mitad de su familia, ni la mitad de una novela que hubieran leído.
Ni siquiera la eliminación de una parte del lóbulo temporal (la zona del cerebro que había desempeñado un papel tan importante en la investigación de Penfield) creaba un vacío en los recuerdos de una persona.

FIGURA 1. Espejo divisor de rayos.
Un holograma se produce cuando un rayo láser se divide en dos rayos distintos. El primero se hace rebotar contra el objeto que va a ser fotografiado, en este caso, una manzana. Luego se permite que el segundo rayo choque con la luz reflejada del primero, y el patrón de interferencia resultante se graba en una placa.
Las ideas de Pribram se hicieron más firmes al no conseguir, ni él ni otros, duplicar los hallazgos de Penfield estimulando el cerebro de personas que no fueran epilépticas.
Ni siquiera el propio Penfield conseguía repetir sus resultados en pacientes no epilépticos.
A pesar de que había cada vez más indicios de que los recuerdos se encontraban distribuidos, Pribram seguía sin saber cómo podría hacer el cerebro semejante proeza, mágica en apariencia. Entonces, a mediados de la década de 1960, leyó un artículo en Scientific American sobre la construcción de un holograma y fue como un rayo para él. El concepto de la holografía no sólo le pareció deslumbrante, sino que además ofrecía la solución al misterio con el que había estado luchando.
Para comprender el entusiasmo de Pribram hay que entender un poco más acerca de los hologramas. Una de las cosas que hace posible la holografía es un fenómeno llamado "interferencia".
La interferencia es un patrón de entrecruzamiento que se produce cuando se cruzan entre sí dos o más ondas, como las ondas del agua. Por ejemplo, si se tira una piedrecita a un estanque se producen una serie de ondas concéntricas que se extienden hacia el exterior. Si se tiran dos piedras a un estanque se obtienen dos juegos de ondas que se extienden y pasan unas a través de las otras.
La organización compleja de crestas y senos que resulta de dichas colisiones se conoce como "patrón de interferencia".
Cualquier fenómeno de ondas similar puede crear un patrón de interferencia, como las ondas lumínicas y las ondas de radio. La luz láser es especialmente buena para crear patrones de interferencia, pues es una forma de luz extraordinariamente pura y coherente. Proporciona en esencia la piedra perfecta y el estanque perfecto. Por consiguiente, los hologramas, tal y como los conocemos hoy, no fueron posibles hasta que se inventó el láser.
Un holograma se produce cuando un rayo láser se divide en dos rayos distintos.
El primero de ellos se hace rebotar contra el objeto que va a ser fotografiado. Luego, se permite que el segundo rayo choque con la luz reflejada del primero. Cuando ocurre la colisión, se crea un patrón de interferencia que se graba después en una placa (véase fig. 1).
A simple vista, la imagen de la película no se parece en absoluto al objeto fotografiado. De hecho, guarda un cierto parecido con los anillos concéntricos que se forman cuando se lanza un puñado de piedrecitas a un estanque. Pero en cuanto se proyecta otro rayo láser a través de la película (o en algunos casos, simplemente una fuente de luz brillante), reaparece una imagen tridimensional del objeto original.
La tridimensionalidad de esas imágenes es a menudo misteriosamente convincente. En efecto, podemos andar alrededor de una proyección holográfica y verla desde diferentes ángulos, como haríamos con un objeto real. No obstante, cuando alargamos la mano intentando tocarla, descubrimos que atravesamos la imagen con la mano y que no hay nada en realidad.
La tridimensionalidad no es el único aspecto extraordinario del holograma.
Si cortamos por la mitad un trozo de película holográfica que contiene la imagen de una manzana y la iluminamos con láser, descubriremos que ¡cada mitad contiene la imagen entera de la manzana! Y si dividimos ambas mitades una vez más y otra y otra, sigue siendo posible reconstruir la manzana entera en cada trocito de película (aunque las imágenes se vuelven más borrosas a medida que los trozos van siendo más pequeños).
A diferencia de lo que ocurre en las fotografías normales, cada pequeño fragmento de película holográfica contiene toda la información grabada (véase fig. 2).

FIGURA 2.
A diferencia de lo que ocurre con las fotografías normales, cada parte de una película holográfica contiene toda la información de la totalidad. Así pues, si se rompe en pedazos una placa holográfica, se puede utilizar cada trozo para reconstruir la imagen entera.
Esa fue precisamente la característica que entusiasmó a Pribram, porque por fin ofrecía una vía para entender cómo estaban distribuidos los recuerdos en el cerebro, en lugar de ocupar una posición concreta en el mismo.
Si cada parte de la placa holográfica podía contener toda la información necesaria para crear la imagen completa, entonces debería ser igualmente posible que cada parte del cerebro contuviera toda la información necesaria para recordar un recuerdo completo.

(Michael Talbot - Universo Holográfico).
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El Cerebro Holográfico

No se trata de que el mundo de las apariencias esté equivocado; no se trata de que no haya objetos ahí fuera, en un nivel de la realidad. Se trata de que si penetras a través del universo y lo contemplas desde una perspectiva holográfica, llegas a un punto de vista diferente, a una realidad diferente.
Y esa otra realidad puede explicar cosas que hasta ahora eran inexplicables científicamente: los fenómenos paranormales, la sincronicidad o coincidencia de acontecimientos aparentemente significativa.
Karl Pribram, en una entrevista en Psychology Today.
El enigma que encaminó a Karl Pribram hacia la formulación de su modelo holográfico fue la cuestión de cómo y dónde se almacenan los recuerdos.
A comienzos de la década de 1940, cuando se interesó por ese misterio por primera vez, se creía en general que los recuerdos estaban localizados en el cerebro. Se creía que cada recuerdo (como el recuerdo de la última vez que viste a tu abuela o el de la fragancia de una gardenia que oliste a los dieciséis años) tenía una posición específica en algún lugar de las células cerebrales.
Esos rastros de los recuerdos se llamaban engramas y, aunque nadie sabía de qué estaban hechos - si eran neuronas o quizá algún tipo de molécula - la mayoría de los científicos confiaba en que sólo fuera cuestión de tiempo averiguarlo.
Había motivos que justificaban esa confianza. Las investigaciones dirigidas por el neurocirujano Wilder Penfield a principios de los años veinte habían producido indicios convincentes de que los recuerdos concretos ocupaban ubicaciones específicas en el cerebro. Uno de los rasgos más inusuales del cerebro es que no siente dolor directamente en sí mismo.
Siempre que el cráneo y el cuero cabelludo estén insensibilizados con anestesia local, se puede operar el cerebro de una persona que esté plenamente consciente sin causarle dolor alguno.
Penfield aprovechó este hecho en una serie de famosos experimentos. Cuando operaba el cerebro de personas epilépticas, aplicaba estímulos eléctricos en distintas zonas del cerebro. Descubrió asombrado que cuando estimulaba los lóbulos temporales (la parte del cerebro que se encuentra detrás de las sienes), sus pacientes, que estaban plenamente conscientes, experimentaban recuerdos vívidos y detallados de episodios pasados de sus vidas.
Un hombre revivió de repente una conversación que había tenido con unos amigos en Sudáfrica; un chico oyó a su madre hablar por teléfono y, tras varios toques del electrodo, fue capaz de repetir la conversación entera; una mujer se vio a sí misma en la cocina y podía oír a su hijo jugando en el exterior.
Incluso cuando Penfield intentaba confundir a sus pacientes diciéndoles que estaba estimulando una zona diferente cuando no lo estaba haciendo, descubrió que al tocar el mismo punto siempre evocaba el mismo recuerdo.
En su libro El misterio de la mente, publicado en 1975, poco después de su muerte, escribió :
    "Enseguida fue evidente que no eran sueños. Eran activaciones eléctricas del registro secuencial de la consciencia, un registro que se había ido formando durante la experiencia anterior del paciente. El paciente "revivía" todo aquello de lo que había sido consciente en ese periodo anterior de su vida como una película retrospectiva".
De sus investigaciones, Penfield dedujo que todo lo que hemos experimentado alguna vez queda registrado en el cerebro, desde la cara de cada una de las personas desconocidas que hemos vislumbrado en la multitud hasta las telas de araña que mirábamos fijamente de niños.
Pensaba que era ése el motivo de que siguieran surgiendo en su muestreo tantos recuerdos de acontecimientos insignificantes. Si la memoria constituye un registro completo de todas las experiencias diarias e incluso de las más triviales, era razonable suponer que una incursión al azar en una crónica de acontecimientos tan masiva había de producir una gran cantidad de información insignificante.
Pribram no tenía motivos para dudar de la teoría de los engramas de Penfield mientras era un joven neurocirujano residente. Pero luego ocurrió algo que iba a cambiar para siempre su forma de pensar. En 1946 fue a trabajar con el gran neurofisiólogo Karl Lashley en el Yerkes Laboratory of Primate Biology, sito entonces en Orange Park, Florida.
Durante más de treinta años Lashley había estado inmerso en una búsqueda incesante de los complicados mecanismos causantes de la memoria, y Pribram pudo contemplar de primera mano los frutos de su trabajo. Y se quedó perplejo al descubrir no ya que Lashley no había conseguido encontrar pruebas de engramas, sino que parecía además que sus investigaciones dejaban en el aire los descubrimientos de Penfield.
Lo que había hecho Lashley era adiestrar a ratas en varias tareas, como recorrer un laberinto, por ejemplo. Después, les eliminaba quirúrgicamente varios trozos del cerebro y volvía a someterlas a prueba.
Su propósito era extirpar literalmente la zona del cerebro que contenía el recuerdo de la habilidad para recorrer el laberinto. Descubrió sorprendido que no conseguía erradicarlo, extirpase lo que extirpase. A menudo resultaba perjudicada la capacidad motriz de las ratas, que se movían a trompicones por el laberinto, pero sus recuerdos seguían pertinazmente intactos incluso cuando les habían quitado trozos enormes de cerebro.
Para Pribram, aquellos descubrimientos eran increíbles.
Si los recuerdos ocupan posiciones específicas en el cerebro del mismo modo que los libros ocupan posiciones específicas en los estantes de una biblioteca, ¿por qué no les afectaban los saqueos quirúrgicos de Lashley?
Para Pribram, la única respuesta parecía ser que los recuerdos no estaban ubicados en sitios específicos del cerebro, sino que estaban extendidos o distribuidos de algún modo por todo el cerebro. El problema era que no conocía mecanismo o proceso alguno que pudiera explicar ese estado de cosas.
Lashley tenía más dudas todavía; poco después escribió :
    "A veces, cuando repaso los datos sobre la localización de los recuerdos, me parece que la conclusión inevitable es que no es posible aprender en absoluto, sencillamente. Sin embargo, y a pesar de esos datos en contra, a veces ocurre".
En 1948 ofrecieron a Pribram un puesto en Yale, pero antes de marcharse ayudó a Lashley a poner en limpio su investigación monumental de treinta años.

(Michael Talbot - Universo Holográfico).
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sábado, 22 de junio de 2019

Tú Creas La Realidad

Mientras tus pensamientos tengan más o menos la misma dirección, te encontrarás en la misma línea de vida. Tan pronto como tu actitud hacia la realidad cambia, en un modo u otro, los parámetros de tus ondas mentales adquieren nuevas características, y la manifestación material de tu mundo cambia de la línea antigua a una nueva. En esa línea, los eventos siguen un guión completamente diferente, de acuerdo con los parámetros de tu radiación. Si por alguna razón no te gusta el guión, lucharás tratando de cambiar la situación. Cada persona, cuando se le presentan obstáculos, reacciona negativamente, expresando disgusto o deprimiéndose. Así, tus ondas mentales se relocalizan en una línea donde habrá aún más obstáculos. Como resultado, la vida rodará cada vez más rápido cuesta abajo

Este proceso descrito arriba puede parecer incontrolable, pero de hecho, tú eres el único responsable de dirigir tu energía de manifestación a áreas problemáticas del espacio de variaciones. Tú crees que haciendo lo que estás haciendo estás efectivamente superando los obstáculos. Mientras en realidad, obtienes exactamente lo que eliges. Si eliges luchar con los obstáculos, entonces tendrás más que  suficiente de ellos para luchar. Si estás preocupado pensando sobre los problemas, entonces ellos  siempre estarán ahí en tu vida.

Tú estás dirigiendo tus acciones, así que tú puedes cambiar la situación en tu línea de vida actual,  pero no puedes cambiar nunca un guión en el espacio de variaciones. Tú eres sólo capaz de elegir otro guión. Mientras estás tratando de cambiar eventos desagradables en el guión dentro del espacio  de variaciones, estarás pensando precisamente en cosas que no te gustan. De este mismo modo, tu  elección se materializa con éxito, y obtienes exactamente lo que no quieres.

En el espacio de variaciones hay un infinito número de líneas de vida, destinos,  para cada persona en el espacio de variaciones. No tenemos razón para estar  molestos por nuestro destino, pues se nos ha dado el derecho a elegir. Nuestro  único problema es que no sabemos cómo hacer eso. El mundo se nos aparece  en su multitud de posibilidades, como si estuviera creado para satisfacer  cualquier posible necesidad. Cualquiera puede encontrar todo lo que siempre  quiso en este mundo.
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